miércoles, 23 de febrero de 2011

Jerónimo Gracián llega a Pastrana (parte 2)


Pero sus problemas no se restringían a la rutina del convento. Doña Juana, su madre, estaba muy enferma y, además, no aceptaba de buen grado la elección que su hijo había hecho. Quiso el buen Dios que Gracián fuese informado sobre un plan para asesinar al Príncipe Ruy Gómez . Aunque sólo fuera novicio abandonó Pastrana y se fue a Madrid para auxiliar al príncipe que, gracias a su ayuda, se libró de la muerte que contra él estaba siendo preparada .

Al mismo tiempo, sabiendo que su madre estaba muy mal de salud y, además, grávida, aprovechó su viaje a Madrid para visitarla. Aquí, es mejor dejar que el propio Gracián nos relate esta visita:

“Y como me vio contento y le aseguré que no había tomado el hábito por descontento alguno sino por servir a Nuestra Señora, ella se volvió a una imagen, y en presencia de Fray Baltasar Nieto, que era mi prior e iba conmigo (que esto acaeció antes que él se fuese a la fundación de los Calzados), dijo estas palabras: ‘Señora, yo he estado muy necia en tener sentimiento de que me hayáis tomado un hijo para vuestro servicio. Ahora yo os le doy de muy buena gana, a él y a mí y a todos mis hijos y marido.”

Estas palabras deben haber causado un efecto positivo y renovador en el espíritu del novicio Gracián, pues él estaba muy preocupado intentando que su madre comprendiera y aprobara su decisión de abandonar una vida confortable para entregarse, en cuerpo y alma, a los rigores de la vida carmelitana descalza. El sabía que la resistencia de doña Juana tenía su origen en las intrigas e invenciones que algunos hacían. Le hicieron creer, por ejemplo, que él se había refugiado en el convento carmelita por razones puramente humanas, por alguna contrariedad que había habido y no conseguía aceptar eso. Imaginaba que su hijo, a quien tanto quería, estaba huyendo del mundo y esto, además de triste, la dejaba irritada. Por supuesto que ésa era la razón de la brusca respuesta que daba a los que le decían:

- “Consuélese, doña Juana, la señora dio un hijo a Nuestra Señora”.

- “No se lo di, ella me lo quitó”. Respondía.

Ahora todo estaba claro. Doña Juana estaba en paz, reconciliada con su hijo y, sobre todo, con aquella que siempre había sido su predilecta: la Madre del Niño Jesús.

Habiendo colaborado salvando la vida de Ruy Gomes y tranquilizado el espíritu de su madre, retornó al noviciado de Pastrana, donde continuó a desarrollar su espíritu de mortificación y de dedicación a los asuntos del convento.

Cf. Gracián, - Historia de las Fundaciones – Roma : Instituto Histórico Teresiano, 1977 p. 551-553
Ruy Gómez de Silva (1516-1573), portugués de nacimiento y personaje influyente en la corte española, en la cual se estableció el año 1552. Se casó con Ana de Mendoza, princesa de Eboli, en 1552. En 1569 donó la ermita de San Pedro de Pastrana al P. Ambrosio Mariano. (Cf. Fundaciones de Santa Teresa 17, 11)
Según parece, Gracián supo de este plan a través de la confesión. Habían dado un tipo de veneno al príncipe y como los médicos no sabían nada, estaban aplicando un tratamiento equivocado. Aclarando de qué se trataba, Gracián intervino y esto hizo que los médicos utilizaran un antídoto eficaz, salvando al príncipe de una muerte cierta.
Cf. Gracián, - Peregrinación – p. 15

AUTOR: José Alberto Pedra, OCDS
Traductor: Fr. Luis David Perez