jueves, 10 de mayo de 2012

"El alma cuando llega a esta embriaguez de amor, no desea otra cosa sino Dios y más Dios, entonces dice: "Abre, Señor, ese corazón, dame morada en ese tu pecho, déjame entrar en esa fuente de agua clara, que vengo como el ciervo sediento a buscar defensa, amparo y refrigerio".