Intrigas y persecuiones
(parte 3)
Pero estas pequeñas calumnias e invenciones, como muchas otras, más escabrosas e injuriosas, tenían un objetivo mayor y más dramático. El enemigo era astuto: iba sembrando la duda, lentamente, a través de pequeñas insinuaciones – siempre con un fondo grave -, de la honra del Padre Gracián. Cuando llegase el momento propicio para el golpe final, la víctima ya no podría contar con muchos defensores: el daño ya estaba hecho.
No consiguiendo probar ninguna de las acusaciones y calumnias, sus enemigos pasaron a preparar su alejamiento de la península ibérica (Portugal y España). Primero, le destinaron a México. Pero cuando estaba preparando el viaje para el Nuevo Mundo, las calumnias y acusaciones contra él, contra las monjas descalzas y todos aquellos que le tenían como guía, se volvieron más intensas y maliciosas.
[1] “Fray Nicolás Doria y sus partidarios van a iniciar abiertamente la guerra contra el padre Gracián, quien representa la herencia auténtica de Madre. Doria y los suyos enarbolan el estandarte de una austeridad rigurosa, lejos del fino estilo, humanísimo, de la Fundadora. Ellos, si pudieran hasta quitarían a Teresa de Jesús el título de Fundadora, pues consideran vejatorio que una Orden de hombres haya nacido en manos de una mujer. Me asombra cómo no les vino a la mente que todos los varones nacemos de nuestras madres”. José María Javierre en Juan de la Cruz: un caso límite, Sígueme, Salamanca, 1991 p. 838
No hay comentarios:
Publicar un comentario