jueves, 27 de mayo de 2010

UNA MISION DE SERVICIO AL CARMELO DE TERESA



La misión del P. Gracián, de nuevo al frente del Carmelo de Teresa desde el 4 de marzo de 1581, era la de continuar el encargo que le había encomendado en Beas de Segura la Madre Fundadora en 1575 y que había tenido que interrumpir por la intervención del Nuncio Sega y el conflicto con los Carmelitas "calzados". Se trataba primero de consolidar a todos el grupo Descalzo, curar las heridas abiertas en el conflicto de jurisdicción con los Carmelitas "calzados" y con el Nuncio Sega, educarlo en la vida de oración al estilo teresiano y que la Santa Madre Teresa estaba ensañando a las monjas Carmelitas Descalzas y finalmente orientarlo hacia una nueva fase de su desarrollo.

La misión no era fácil pues entre aquellos más de 300 Carmelitas Descalzos quedaban muchos que no habían recibido todavía una formación adecuada, ni conocían personalmente a la Santa Madre Teresa de Jesús, ni habían visto una comunidad de Carmelitas Descalzas.

Es bueno recordar que cuando la Santa Madre Teresa quiso enseñar a San Juan de la Cruz el estilo, vida y forma de este nuevo Carmelo, lo que hizo fue llevárselo a la fundación de Carmelitas Descalzas en Valladolid, para que al contacto con sus hijas aprendiera el "estilo de hermandad y recreación" que Teresa estaba infundiendo en sus conventos.

La preparación del P. Gracián para conducir a los hijos e hijas de Teresa era inmejorable. Sabemos que su vocación fue conquista de las Carmelitas Descalzas de Pastrana, en particular de la M. Isabel de Santo Domingo, priora de aquella comunidad. Sabemos también que el mensaje teresiano había encontrado en él un ánimo dócil e inmejorable dispuesto por largos años de vida de oración y de estudio.

Pronto le veremos actuando al servicio del carisma teresiano como primer Provincial de la nueva familia del Carmelo nacida del corazón de la M. Teresa de Jesús.

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