martes, 31 de enero de 2012



Si las virtudes morales que en el discurso de su vida ejerció Fray Gerónimo ensalzaron su mérito, no le ensalzáron menos su profundo ingenio, y la prodigiosa multitud de conocimientos con que adornó su alma, y enriqueció la república de las letras. Escriturario, Teólogo dogmático y místico, Jurisconsulto, Publicista, Filósofo, Orador, Poeta, Humanista, apenas hubo ciencia que no le fuese familiar. Pronto siempre al sufrimiento, lo estuvo también al estudio. Como las adversidades jamás turbaron su reposo, ni los cuidados disiparon su espíritu, en medio de los cargos, de sus persecuciones, y de su esclavitud, compuso gran parte de sus obras, dignas todas de mucho aprecio, y admirables por su extraordinaria variedad.

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