viernes, 3 de agosto de 2012

EN LAS MANOS DE DIOS

A mediados de octubre de 1595, el P. Jerónimo Gracián emprende una “nueva peregrinación” a Roma para reanudar su causa interrumpida por el largo cautiverio. Meses de tejer y destejer encuentros, de buscar apoyos y ayudas, mientras vuelve al trabajo generoso de la predicación y dirección espiritual. Dos nuevas vertientes se abren ahora a su trabajo: la animación de la causa misionera en pro de los cautivos y los primeros pasos para la beatificación de la Madre Teresa de Jesús.

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