sábado, 9 de julio de 2011

Teresa de Jesús y Jerónimo Gracián

Teresa de Jesús conoció a Jerónimo Gracián en Beas el año 1576. Se trataba de un hombre joven y culto que había hecho el noviciado en Pastrana, y que a pesar de su juventud había asumido la misión, de parte del nuncio, de visitador carmelita descalzo, poniendo todo su entusiasmo en colaborar con la reforma carismática de Teresa de Jesús.

Teresa, una mujer que estaba ya en su madurez humana y espiritual, desde el primer momento experimentó una sintonía y un afecto muy especial por él. Ya en aquel primer encuentro hizo Teresa un voto especial de obedecerle en todo. A los pocos días de conocerle, Teresa ya escribía una carta significativa desde Beas el 12 mayo 1575 a la madre Isabel de Santo Domingo priora de Segovia, quien, años antes, había conquistado a Gracián para la reforma cuando todavía era estudiante de teología en Alcalá. Teresa comparte su alegría con Isabel:
«¡Oh madre mía, cómo la he deseado conmigo estos días! Sepa que a mi parecer han sido los mejores de mi vida, sin encarecimiento. Ha estado aquí más de veinte días el padre nuestro Gracián. Yo le digo que, con cuanto le trato, no he entendido el valor de este hombre. El es cabal en mis ojos, y para nosotras mejor que lo supiéramos pedir a Dios. Lo que ahora ha de hacer vuestra reverencia y todas es pedir a Su Majestad que nos le dé por prelado. Con esto puedo descansar del gobierno de estas casas, que perfección con tanta suavidad yo no la he visto. Dios le tenga de su mano y le guarde, que por ninguna cosa quisiera dejar de haberle visto y tratado tanto».

La presencia de Jerónimo Gracián fue importante en el inicio de los tiempos de la reforma. También fue importante su figura en relación con la madre Teresa. A Gracián se debió la iniciativa de la redacción de las obras teresianas del Castillo Interior, el Modo de visitar los conventos, la continuación del Libro de las Fundaciones y la primera edición de las Constituciones teresianas.

Gracián recibió muchas cartas (más de cien) de Teresa de Jesús, la mayoría durante los momentos difíciles de la reforma carmelita.

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