martes, 6 de diciembre de 2011

(parte 2)
Los términos de la respuesta son tan duros que dejan a Gracián hundido en una situación en la que se sentiría cualquier persona que se supiese inocente. La respuesta, no obstante larga, merece la pena transcribirla, aunque sólo sea algunas partes.

A los amados Vicarios y Definidores de la Congregación de los Frailes Carmelitas llamados Descalzos Clemente Papa VIII

Amados hijos, salud y bendición Apostólica

Considerando los abundantes frutos producidos diariamente en el campo del Señor por la sagrada Religión de los Frailes Carmelitas Descalzos cumplimos con agrado nuestro deber pastoral de vigilar por su quietud y tranquilidad.

Así pues, habiendo sido informados de que Fray Jerónimo Gracián, de la Orden de los Carmelitas de la B. María, llamados Descalzos, por exigirlo así susdeméritos, fue expulsado de dicha Orden de la B. María, y privado por los Superiores de dicha Orden y otros dos Asesores Religiosos, ex - Provinciales dela Orden de los Frailes Predicadores y de San Jerónimo en España, tal comosegún se dice, consta con mayor amplitud en la sentencia pronunciada el 17 deFebrero del año del Señor 1592 en la ciudad de Madrid, diócesis de Toledo, y enel proceso instruido sobre el caso. […] Y que el mismo Jerónimo presentórecurso sobre lo dicho, tanto ante el protector de dicha Orden, como ante nos yante la Sede Apostólica […] una vez discutida dicha causa […] la sobredichasentencia fue aprobada y confirmada con la autoridad, mandato y ciencia nuestros; y el mismo Jerónimo prometió entrar en la Religión de los Frailes Ermitaños de S. Agustín, que él mismo había elegido.

Sin embargo, como el dicho Jerónimo, olvidándose luego de su salvacióny de su estado, y, dando de lado el temor de Dios, descuidando el cumplimentode su promesa sigue vagando en hábito secular, y no se preocupa de entrar en Orden alguna, Nos, aprobando y confirmando dicha sentencia, y los procesos sobre ella formados […] con todas sus consecuencias.

Y el Breve continua enumerando aquellas consecuencias: 1) la excomunión2) castigos – incluyendo los físicos; 3) obligación de entrar en la Orden de San Agustín. También le fueron prohibidos a Gracián cualesquier actos de disculpaapelación o reclamación. No podía entrar o permanecer en Roma.

Después, el Breve explicará más duramente “Además, para garantizar y conservar la paz y tranquilidad de dichaOrden de los Descalzos y de los Mitigados, mandamos bajo las mismas penas al dicho Jerónimo que no vuelva a la dicha Orden de los Descalzos ni de los Mitigados; y a vosotros y a los Prelados de toda la Orden de los Carmelitas – aun a los que quisieran recibir al dicho Jerónimo - os mandamos que, no sólo bajo ningún pretexto, causa, u ocasión, ni siquiera en el caso de que no encuentreacogida benévola en otras Religiones […].

Podemos imaginar el estado de ánimo del P. Gracián al leer palabras tan
duras y tan injustas. Lo que más le hizo sufrir fue el hecho de haber sido firmadas y selladas por el Sumo Pontífice.

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