lunes, 1 de febrero de 2010

Su fecunda labor literaria


El padre Gracián merece un puesto destacado en la Historia de la espiritualidad, tanto por la abundancia como por la calidad de sus escritos. Su formación universitaria en Alcalá, su intimidad con santa Teresa y sus principales colaboradoras (Isabel de Santo Domingo, María de San José, Ana de Jesús, Ana de San Bartolomé, por citar sólo las más conocidas), la lectura asidua de la Sagrada Escritura y de los autores espirituales, las tres horas diarias dedicadas a la oración durante toda la vida, junto con su clara inteligencia y su memoria prodigiosa, hacen del padre Gracián un gran maestro y escritor de vida espiritual. La exposición de la doctrina teresiana es el tema que destaca con mayor fuerza en gran parte de sus escritos. A él hay que añadir las numerosas páginas autobiográficas (aun fuera del epistolario y de la
Peregrinación de Anastasio) y notables elaboraciones sistemáticas de doctrina espiritual, desde la Lámpara encendida (Pamplona 1583) hasta la Mística
teología (Madrid 1601, Bruselas 1609) o el Itinerario de los caminos de la perfección (Bruselas 1609).

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