lunes, 10 de noviembre de 2008

EL MUNDO POR HORIZONTE



Dios había unido en la misma empresa a la M. Fundadora Teresa de Jesús y al Primer Provincial Jerónimo Gracián. Ambos, ardiendo en deseos de la salvación de las almas, iban a dar el empuje misionero al nuevo Carmelo que debía tener el mundo por horizonte. El Capítulo Provincial celebrado en marzo de 1581 había dado luz verde para “que nuestros Padres pasasen a la gentilidad”. Le correspondía ahora al Provincial Gracián discernir el momento oportuno para llevar adelante la empresa misionera del Carmelo de Teresa. Y Dios, cuya obra era, abrió el camino para que se realizara.

Felipe II al recibir bajo su corona el gran reino de Portugal con sus posesiones ultramarinas, debía asumir también las obligaciones que ello tenía, entre ellas la de apoyar la evangelización de esos inmensos territorios. Se vivía un momento de apertura de esos reinos a la evangelización y tanto el obispo de Santo Tomé como el rey del Congo Alvaro I pedían el envío de misioneros. Felipe II pensó entonces en los Carmelitas Descalzos, comunicando al Prior de Lisboa Fray Ambrosio Mariano, su deseo de que los Carmelitas Descalzos respondieran a esa llamada de Africa.


Dios había unido en la misma empresa a la M. Fundadora Teresa de Jesús y al Primer Provincial Jerónimo Gracián. Ambos, ardiendo en deseos de la salvación de las almas, iban a dar el empuje misionero al nuevo Carmelo que debía tener el mundo por horizonte. El Capítulo Provincial celebrado en marzo de 1581 había dado luz verde para “que nuestros Padres pasasen a la gentilidad”. Le correspondía ahora al Provincial Gracián discernir el momento oportuno para llevar adelante la empresa misionera del Carmelo de Teresa. Y Dios, cuya obra era, abrió el camino para que se realizara.


Fray Mariano se apresuró a trasmitir el mensaje de Felipe II al Provincial Jerónimo Gracián. Este aceptó gozoso la propuesta, y teniendo ya la aprobación del Capítulo Provincial de marzo de 1581, se puso en contacto con algunos religiosos responsables de la Provincia de las comunidades cercanas para llevar a realidad el proyecto del Congo.

En respuesta a la convocatoria del P. Gracián para iniciar la misión del Congo, fueron numerosos los religiosos que se ofrecieron para ser enviados. Y en este ambiente, el Provincial Gracián, el 19 de marzo de 1582, estando en el convento de Valladolid, escribía la patente por la cual enviaba a los primeros Carmelitas Descalzos a las misiones. Es el primer documento misionero del Carmelo Teresiano.



En dicho documento comienza proponiendo el ejemplo de Cristo y de los Apóstoles de los cuales son sucesores los sacerdotes en el ministerio por lo que “es bien que tengamos siempre en el corazón esta hambre y sed de almas”, y mientras recuerda el testimonio de tantos santos Carmelitas que, a imitación del Profeta Elías, habían ardido por la gloria de Dios y la salvación de las almas, concluye haciendo las siguientes recomendaciones:

“Primeramente, les dice, procuren en lo interior llevar un deseo de la mayor honra y gloria de Dios y exaltación de su santa fe católica con una firme determinación de morir cuando se ofreciere por llevar adelante este deseo, sin volver los ojos a ninguna cosa temporal.

Por ir a reino extraño donde es bien no se introduzcan otras ceremonias en el rezado y misas, sino las de la Iglesia Romana, lleven misales y breviaros Romanos y procuren celebrar por ellos, no obstante que nuestra Orden nos mande el rezado Jerosolimitano.



Lleven los Padres sacerdotes cada uno su Biblia de las pequeñas y el Catecismo del papa Pío V, y los hermanos legos unos libritos que llaman Oratorio espiritual, u otros que enseñan la doctrina cristiana declarada, como les pareciere, y ejercítense mucho en aprender todas las razones naturales que puede haber para atraer almas a la fe, principalmente las que pone el Catecismo.

En cuanto a las obligaciones de la Orden de vestido y comida y las demás cosas que mandan nuestras Constituciones hagan conforme al tiempo y lugar donde se hallaren, atendiendo principalmente a la conversión de aquellas almas.

Lleve la superioridad y obediencia para en lo que se ofreciere el R. P. Fr. Antonio de la Madre de Dios, y los demás Padres y Hermanos le obedezcan y estén sujetos”.

Así las cosas el 6 de abril de 1582 partía de Lisboa la primera expedición misionera del Carmelo de Teresa.

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